Hay grupos jóvenes que, al margen de la industria musical, construyen su propio camino colocando todas las piedras. KNK producen, (co)escriben, bailan, se graban sus temas y videoclips, y tocaron el pasado domingo en el Louie Louie.


Crónica por Ary B. / Fotos por Dani Sánchez y Ary B.


La música, sin discriminación de género, reúne entre sus cualidades la de encontrar espacios donde sentirse cómoda, hogares a los que regresar. En el puerto deportivo de la costera localidad de Estepona, con techos y pareces empapelados de fotos y posters de artistas, el Louie Louie representa uno de esos espacios anfitriones de mil y una bandas. Un punto de encuentro clave para la música en directo de la zona. Sala a la que el público acude, además de a beber, a escuchar.

El domingo 31 de agosto estuvimos allí para la Crazy Mandanga Party. Este año, con Juaninacka (junto a Wol y Dj Sobe) como reclamo principal. Además, el ingrediente foráneo de Scott Dudu. Los que jugaban en casa, KNK Kinientoskilos, protas de esta crónica. Con ellos, una suerte de rap ácido y lúdico, muy bailable.

El grupo malagueño entregaba el pasado año su primer trabajo en formato profesional –Poca Cosa, 2013-, eso sí, tras un porrón de años, bolos y maquetas de recorrido. Sonido made in la Costa del Sol que nos remite casi automáticamente al rap sevillano de los tempranos 2000. La agrupación de Sabio y Odiho presenta varias señas de identidad: ritmo fresco y pegadizo, lírica ingeniosa y una combinación que coloca la tilde sobre la ironía. Elementos todos que suenan mucho mejor en directo. Y es que el vacileo se diluye durante el proceso de grabación.


 Ritmo fresco y pegadizo, lírica ingeniosa y una combinación que coloca la tilde sobre la ironía. Elementos que suenan mejor en directo.


Predominan cortes desde el último título del grupo, empezando por 500 Kg y cerrando con Poca Cosa. Nos atrae e incita a mover los pies el aliño de guitarra española más scratch de Esto es mío, una revisión actualizada de la actitud que ya tenían en referencias anteriores como Empuja (Vienen los warros, 2010).

Mcs de verbo fácil. Nos quedamos con frases como »si quieres conocer a tu novia, llévala de botellón» o »esto es mío, como dijo Urdangarín». De su storytelling escapan visiones cotidianas en primera persona. Algo cerdas de vez en cuando, pero generalmente conscientes . Y eso que en el escenario beben más que los peces del villancico.

Que me corrija si me equivoco, pero Sabio parece del tipo de artista que para escapar del mundo sólo necesita unos Sennheiser -o derivados- y una MPC. El eco distintivo del grupo bebe de su estilo instrumental y lo sitúa en primer plano con beats como el de Mi mielda. El sample de Manolo Escobar invita al público -muy joven, por cierto- a rememorar el estribillo del mítico Carro (en mayúscula) que sonaba en casa de sus padres.

Sobre el setlist repican tracks más antiguos de Kinientoskilos. Destaca Der zú, aquel corte incluido en el Musical Dosis 7 de Dj Wilor & Acción Sánchez (2010), además de en Vienen los warros. Del último también recordamos el estribillo ¡Empuja, hasta que la puerta cruja!, que suena cerca de finalizar el show.

Agilidad, habilidad. En los juegos de palabras de Odiho y Sabio, y en las manos del Dj Puerco que orquesta cada sonido y efecto del discurso.

Entre títulos de aquí y allá firmados por la agrupación, hay tiempo para temas individuales (Worldwide, Tenéis un topo) fragmentos a capella y un adelanto de su próximo trabajo. No sabemos en qué están trabajando hoy, pero sí que incluirá un tema titulado Very Special Things. Eso, y que KNK se hacen mayores, y siguen haciendo música.

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