Ravero, rapero, rockero. S. Curro le da 2.0 vueltas de tuerca al Hip Hop sevillano y nos trae, junto a Papa Wilson, un disco ¿de rap? tan electrizante como reflexivo -disco que presentaron el pasado viernes en la Sala Cloaka de Málaga-. Ojos de Grafeno recorre escenarios sintéticos plagados de fríos robots y helados humanos que conviven en un futuro contradictorio… aunque plausible.


Crónica por Ary B. // Fotografías por José Cana


De la escurridiza naturaleza del tiempo se desprende que recordemos nuestro pasado mientras nuestra imaginación vuela sobre el porvenir. ¿Qué pasará mañana? ¿Llegan o no llegan esos coches voladores? ¿Cuánta información alcanzaremos a producir y consumir al minuto? Las expectativas sobre el futuro aprietan el botón de la ansiedad como el del miedo. Botón que los sevillanos del Imperio Mogra vienen a destruir a sopapos en un álbum que recopila sus tres EPs publicados en 2013.

Ojos de Grafeno 1, 2 y 3 llegan en directo a través de una pequeña gira andaluza, donde les acompaña Pedro LaDroga para abrir cada show. El joven Mc y beatmaker acaba de estrenar Amantes del dolor desde LaDroga Lab, trabajo que se desenvuelve una vez más sobre atmósferas de rap espinado de calle y maleza. Pasadas las once de la noche nos introducimos en ellas con Papa Wilson a los mandos de la nave, original preludio al viaje distópico.

Que llega cerca de medianoche con el himno a Diego Cañamero. Tan lúcido como pirado, Francisco Morales desprende en directo la maestría que solo brota de años de experiencia sobre el escenario.

El setlist radiografía el álbum in crescendo: primero suenan Amor entre robots, Multiversal y Drogas del futuro, cortes que se dan de bofetones con la realidad al estilo Black Mirror. Tres temas y tres temáticas clave para comprender el hilo conceptual del trabajo, el cual queda declarado en el homónimo Ojos de Grafeno.


Tan lúcido como pirado, Francisco Morales desprende en directo la maestría que brota de años de experiencia sobre el escenario


En el segundo micrófono, Pedro LaDroga también participa de la música del multiverso en Carne Artificial. Y es que hay una conexión (inalámbrica) entre él, S Curro y Papa Wilson, tres enfants-terribles comparten acento sevillano y lenguaje extraterrestre.

A lo largo del repaso sobre el LP, se cuelan sonidos de títulos anteriores como Contigo no funcionan mis poderes o Bici contra coche (Distorsión, 2010) entre los nuevos (Basura espacial, Aerolíneas, Captcha Dance…). Aunque temáticas y estilos instrumentales distan entre sí, es fácil localizar las similitudes entre ellos y el grafeno que nos ocupa hoy. Siempre irreverente, Curro es un artista de verbo fácil cuando se trata de expresar pensamientos enmarañados. Como si la música fuera el único vehículo apto para transportar una personalidad reflexiva libérrima.

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Curro es un artista de verbo fácil cuando se trata de expresar pensamientos enmarañados. Como si la música fuera el único vehículo apto para transportar una personalidad reflexiva libérrima.


Su trayectoria la marca la inquietud. Esto es trabajar mucho y a toda velocidad; en solitario y como parte de múltiples formaciones, siendo quizás Narco la más reconocida. Así, ha avanzado veloz, y levanta su último trabajo junto a Papa Wilson sobre cimientos sólidos, esta vez acoplados por algunos de los síndromes que caracterizan nuestro mundo contemporáneo. El bombardeo informativo (en Ruido Blanco) o el control del capital sobre nuestras mentes son algunos tópicos ante los cuales se rebela el disco.

Espoleado por ritmos con mucho de electrónica y punk-rock, los temas de despedida son El rock de la calle Feria y El último punk. Al igual que el protagonista del último corte, quizás también Curro »se arrancó los microchips con muy poca edad». Bien hecho.

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