Desde anoche ‘‘sólo me queda un demonio en un hombro, porque se ha cortado las alas el ángel que había en el otro’’ (y me pregunto si El Chojín escribiría estas líneas tras un concierto de Duo Kie…). Es lo que tiene descender al Inferno de los madrileños, que entre las rimas y las llamas uno se pierde y se encuentra de frente a toda esa autocensura (también conocida como conciencia) con una nueva actitud que grita como ellos: ¿QUÉ MÁS DA?

Así que, una vez liberadas de la carga de las buenas intenciones, hacia las 20.30 dos de las más Freaks nos plantamos ayer 20 de abril en Paris 15: Duo Kie y Último Aviso aguardaban…

Y no, no somos tan ingenuas de esperar que en Málaga un concierto empiece puntual. Pero es cuestión de respetar las tradiciones: aquí la media hora de ‘‘cerveza y cigarrillos’’ es sagrada. Y entre unas y otros calentamos al más puro estilo clase de gimnasia: progresivamente, desde Africa is calling hasta el Sound de la police.

A eso de las 21.00, el 80% de Último Aviso se situaba bajo los focos, dando caña con fraseos rápidos antes de las presentaciones, que fueron breves. Tanto los Mcs, Dakah y Hueco, como los Djs, Zas y Stigmah, prefirieron que su flow hablara por ellos. Curtidos, ágiles, directos y sevillanos, pero que muy sevillanos. Especialmente en lo que a humor se refiere…

…y en que no se andan con medias tintas. Empezaron con Don’t Stop y, a partir de ahí, Repartiendo ostias a todo el que se relajase. Sin embargo, algo les faltaba, y es que no estuvieron al 100% hasta el tercer tema, Desnúdate, cuando se les incorporó el quinto miembro de la familia: Caye.

Con la subida al escenario de la melena acompañada de guitarrista, ya teníamos al grupo al completo: dos Mcs, dos Djs y un toque de rock & roll. Un experimento que funciona y sorprende, justo cuando creíamos que habíamos visto todo lo que podía salir de Sevilla.

Como reza su último álbum, Tiempo muerto, el grupo sabía que no había ni un minuto que perder. Así que repasaron dicho trabajo con una selección que no dejaba sitio a la calma: Intro, Te lo dije y Whisky bar. Temas diferentes entre sí pero con algo en común, la maestría de Dakah y Hueco en los cambios de tempo, y los scratches que se descontrolan en cuanto a los Djs se les dejan dos segundos de libertad.

Aunque sin Caxton Press, se salieron con Light the Fuse, el primero de su reciente proyecto de singles previos a su próximo disco con Inframundo Platform.

Para terminar, un Zas en toda la boca y un espectáculo a la guitarra. Con el instrumento apoyado sobre la nuca y demostrando una flexibilidad digna de yogui (o yoguini), Caye se marcó un solo que nadie esperaba y a todos dejó con la boca abierta. Cerraban su actuación, sí, pero con clase.

Inmersa en el non-stop del grupo sevillano, no me di cuenta de que se habían unido algunas filas más al público, escaso para el aforo de la sala y concentrado contra las vallas ante el escenario. Pocos pero incondicionales, o eso parecía transmitir el alto porcentaje de prints blancos y rojos sobre negro en el vestuario.

No tuvimos que esperar mucho para que se abrieran las puertas del Inferno

Como si de una ceremonia se tratase, con los focos apagados y las primeras notas de Sonríe y que se jodan, Duo Kie nos daba la bienvenida al centro de la tormenta. Este primer silencio de Locus y Nerviozzo, con Dj Yulian en los platos, parecía transmitir sin palabras aquello de ‘‘No voy a hacerte daño, solo voy a aplastarte los sesos’’ que decía Jack Nicholson (El Resplandor, 1980)… La diferencia es que no hay bates en el mundo capaces de frenar a los Kies, así que no se molesten en abrocharse los cinturones. No servirá para nada.

Los tres primeros temas funcionaron como opening para abrirse paso a hachazos hacia el pleno desenfreno. Es lo que pasa cuando se une un grupo hardcore con público malagueño (y exquisito), capaz de resistir bombas como Mátalos a todos y Yeah! Con rasguños, sí, pero haciendo vibrar el suelo con más potencia que los bafles.

Con un ‘‘Goddamn!!!!!’’ de Nerviozzo se hicieron las obligadas presentaciones y coñas casi en forma de monólogo. Reímos y recuperamos fuerzas que nos harían falta para lo siguiente, de nuevo un in crescendo de Martillo al clásico ¡Boom!.

 ‘‘¿Guapo? ¡Cegataaaa! Yo lo que soy es sexy.’’ Respondió Locus a un contundente grito femenino entre el público.

Por las colaboraciones que les acompañan, un tema especialmente importante para Locus fue Las de perder. Por nuestra parte, hicimos las veces de Swan Fyahbwoy y Zatu en los estribillos, demostrando que la deshidratación no afectaba a nuestra memoria. Aunque quizás un poco sí a nuestras gargantas, que llegaron con dificultad a la siguiente Misión: buscar y destruir.  Vino el ‘‘diablo a tocar la guitarra con tres Mcs’’, y se encontró que en lugar de tres fueron dos más el público interpretando a El Chojín a grito ‘‘pelao’’.

Después de siete asaltos a nivel suicida en desgaste vocal y cervical, quizás hubiese encajado bien un tema que nos permitiese descansar. Nunca lo sabremos, porque en su lugar llegó Orgullo, y venía sin excusas para calmarse.

Desde aquí transmitimos la dedicatoria del siguiente tema del grupo a Mariano Rajoy: Sembrando balas.

Fue después de Madriz cuando vino el ‘‘descanso’’. Descanso para el grupo, no para nosotros, que nos quedamos con Dj Yulian entre luces que alternaban su color y ritmos apropiados para irse de fiesta un sábado por la noche. Entre ellos, su particular versión de Somebody that I used to know.

El regreso de los madrileños al escenario llegó con una versión algo triste de Bon Voyage, y es que un estribillo melódico como el de esta canción no suena igual sin la voz de Tosko. La que sí escuchamos, aunque en diferido, fue la de Kutxi (Marea) inundando la sala en So payaso.

Siguiendo con las colaboraciones, algo que ya conocemos de anteriores directos de Duo Kie, sus respectivos fragmentos de Rap contra racismo.

Dejemos un interludio para la pedagogía. Locus y Nerviozzo nos dieron algunos consejos sobre comportamiento afectivo-sexual de hombres y mujeres, y cómo evitar esos incómodos ‘‘momentos WTF’’. Como mujer, corroboro su máximas: jamás mentir sobre el tamaño, chicos; y quemar los sujetadores con relleno, girls.

Seguidamente dos de los temas más imperativos de Inferno, Supera eso y Multiplica por 100. Con el camino que llevábamos recorrido por él, lo que ya nos había quedado claro es que el Inferno de Duo Kie es un concepto, un modo de vida. Una actitud que no rompe los moldes, los destroza; no supera barreras, se las come; y, sobre todo, su generosidad no conoce límites: bocadillos de nudillos para todos.

A estas alturas y niveles de adrenalina, no me resistí a la hierática llamada de ‘Alzad vuestras copas, ¡sííííí!’. Aunque, con la cámara en una mano y el bloc en la otra, no pude levantar nada, sí que me introduje entre el  sudor y saltos de las primeras filas para terminar el concierto con nada menos que Nosotros lo hicimos, Quién se apunta y Charlie Sheen

‘¡Quién da más!’ Si la selección del setlist me había parecido potente hasta entonces, con el final mejoró. Locus, Nerviozzo y Dj Yulian supieron aprovechar el efecto de primacía y recencia de la memoria, para que todos saliéramos de Paris 15 contagiados de la actitud ‘‘fucking sonríe y que se jodan’’.

Crónica por Ary B.

Fotos por Valeria Noriega y Ary B.

4 Comentarios

  1. ¡¡Qué pedazo de concierto!! Los dos grupos se salieron, la sala era increíble, el público entregado, vamos, que ¡Da gusto venir a Málaga! 🙂

  2. ¡¡Conciertazo!! Duo Kie son la ostia. Un placer haber estado allí y haber disfrutado de ese pedazo de espectáculo.
    Como para olvidar la frase: ‘‘¿Guapo? ¡Cegataaaa! Yo lo que soy es sexy.’’ jajajajaja

  3. Jaja, muchas gracias por leernos! Pues puede que sí, pero en mi libretita donde fui apuntando lo que iba pasando, tengo apuntado que fue Locus! Jaja

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