En el mundo virtual caben pocos imposibles, y bajando. ¿Qué nos falta por pedir a nuestros múltiples dispositivos móviles? La proliferación de Apps para todo lo que se te ocurra y cuando lo necesites sigue su curso; y los conciertos continúan iluminándose con smartphones y cámaras ready para capturarlo todo.

Bien, del fenómeno Big Data ya hablaremos, hoy lo que nos intriga es la última tendencia en música y memoria digital. Algo que nos gusta llamar sonorizar el momento.

 


 

De repente, suena esa canción en la radio que te devuelve a tu antigua habitación, a aquél piso o a la casa de tus padres. Encuentras un viejo CD en la guantera del coche que compraste en otra ciudad. Alguien te envía un enlace a un tema que huele a tu último paseo por la playa. A todos nos ha pasado algo así, ¿o no? La música que escuchamos se pega a nuestros recuerdos como las fotos al álbum y, cuando recuperamos el sonido, recuperamos la imagen. Y viceversa.

Pues precisamente de eso trata la musicolocalización: asociar lugares, emociones y vivencias a canciones. Y no son pocas las aplicaciones diseñadas para asegurar que nada se nos olvide.

 

Music Mapper, ¿dónde estás escuchando?

»Elige una localización. Asocia una canción y un recuerdo. Comparte tu audiobiografía con el mundo». Así reza el claim de Music is life is music, un proyecto desarrollado por Geo Panch como parte de la campaña publicitaria de la 53ª edición de los Premios Grammy.

Lo hicieron a partir de Music Mapper, la app que utiliza tecnología de Google Maps para que puedas pinear y describir cómo, qué, por qué y, sobre todo, dónde estás escuchando. ¿Y después? Contarlo en tu muro.

 

Spotify ó Cubic FM. Listas de reproducción para cada momento (literalmente)

‘En el metro’, ‘De escapada’, ‘Por fin viernes’, ‘Tarde de domingo’, y así una infinidad más de listas en Spoti. Las tenemos para todos los momentos del día y la noche. De todos los géneros y décadas. Y eso sólo en el propio programa.

Si nos ponemos a añadir funcionalidades, no acabamos. Filtr crea listas de reproducción en función de los artistas que más escuchas (algo parecido al DeezCovr de Deezer). MusicMap te muestra una bola del mundo -en 3D y girando- sobre la que elegir un lugar y automáticamente le da al play a lo que sea que suene en Papúa Nueva Guinea, Portugal o Madagascar.

Por otro lado, Cubic FM se acopla a Deezer y a Rdio -muy pronto también en Spotify, Xbox, Wimp y Rhapsody-, y nos abre la puerta con un resumen del tiempo en tu ciudad y una gentil pregunta de bienvenida. Algo así como un ¿Cómo te encuentras? al que puedes responder ‘concentrado’, ‘de relax’ o ‘paseando’, entre otras opciones y a continuación seleccionar un género musical entre los 9 que ofrece la app. Eso sí, según tu estado, recomienda chill out, indie electrónico, pop…

En fin, si te mola escuchar música dance cuando estás deprimid@, igual no te valen las tablas predefinidas. Pero si te sientes estándar, todo es posible con el streaming.

 

Shazam: reconozco la canción antes que tú

Lo de Shazam es brujería. Desde 1999, es la aplicación mágica que identifica cualquier canción, y ya lo consigue en 1 segundo. Tan fácil como utilizar el micrófono del dispositivo para captar la canción que está sonando desde un altavoz, en una sala, en la calle, todo vale mientras Shazam pueda escuchar (nos preguntamos si ¿valdrá cantarle al móvil?). Al instante, reconoce el track entre una biblioteca digital y nos dice quién canta esa letra que no entendemos y cómo se llama el tema. El problema es que limita el número de búsquedas en su versión gratuita.

Por cierto, SoundHound hace lo mismo y además incluye las letras de las canciones, pero sin limitaciones de pago. ¡Ah! Y por supuesto, ambas nos permiten compartir en redes, porque ¿quién se atreve ya a lo contrario?

 

Siendo el último anglicismo de moda el selfie, cada moda -pasajera o no- que inunda la esfera digital nos confirma la terrible verdad que tanto nos cuesta admitir: nos encanta convertir nuestra vida en noticia. Compartir lo que hacemos, pensamos y sentimos es el día a día en Facebook, Twitter, Instagram, etecé. Y lo hacemos con comunicados continuos que nos definen: qué ropa llevamos, qué series de televisión vemos, qué curiosidades nos interesan. ¿Cómo no iba a irrumpir la música en esta enorme social network?

Como si rebotara de nuestros oídos hacia fuera para que otros la escuchen, cuando hacemos de la música un contenido digital para hablar y conectarnos, en realidad estamos hablando de nosotros mismos. Mola guardar un recuerdo sonoro asociado a una foto y también poder descubrir lo que el resto está escuchando. Pero, ¿sabéis lo que más me gusta? Seguir dándole al play anónimo y construir nuevos recuerdos (visuales y musicales) en sesión privada.

Dejar respuesta