Por: Luis Cruz


En el contexto en el que nos desenvolvemos, la famosa frase de Rosa Luxemburgo “Quien no se mueve, no puede sentir las cadenas” cada día cobra más sentido. En estas últimas semanas la represión ejercida por el Estado alcanza niveles que tan solo el miedo puede explicar. Miedo a la organización consecuente ante una situación que, hace ya mucho, es insostenible. Esta represión se ha dado en forma de detenciones de estudiantes dentro de facultades, de ataques físicos en las movilizaciones del 22M, de silenciamiento de la muerte de presos políticos y, cómo no, de censura en el mundo de la música.

En los últimos años son numerosos los casos en los que diferentes grupos han tenido problemas con la ley a causa de que se muestren hostiles, a través de sus letras, con el sistema. Ejemplos recientes son Soziedad Alkoholika, quienes fueron acusados de enaltecimiento del terrorismo, o Los Chikos del Maiz, que fueron denunciados por la Asociación Víctimas Terrorismo Verde Esperanza.

 

Tienes libertad, pero hasta donde te lo permitan. Puedes elegir tu marca de refresco favorita, pero con la condición de lo que no te salgas de los márgenes establecidos.

 

Esta vez le ha llegado la hora al rapero comunista Pablo Hásel quien ha sido condenado por la Audiencia Nacional a dos años de cárcel, solo por las letras de sus canciones. ¿El motivo? Quizás esté relacionado con la crítica profunda que realiza al capitalismo y al mayor apoyo de la juventud a este tipo de Mc que retorna al RAP a sus orígenes, denuncia social y lucha.

Como él mismo ha apuntado, este severo castigo ha sido utilizado para generar miedo en los jóvenes que se están concienciando y para hacerles saber que no pueden hablar de lo que quieran. Que tienes libertad, pero hasta donde te lo permitan. Que puedes elegir tu marca de refresco favorita, pero con la condición de lo que no te salgas de los márgenes establecidos.

Debemos ser conscientes de lo grave que es este atentado a la libertad de expresión. Debemos ser conscientes de que tenemos órganos censores y fascistas como la Audiencia Nacional, que decide que podemos decir y que no. Y, por supuesto, debemos ser conscientes de lo importante que es el rechazo absoluto a la censura, sobre todo en el arte, sobre todo en la música, sobre todo en el RAP.

Quizás el delito más grande cometido por Pablo Hasel no ha sido escribir sus canciones y hacérselas llegar a muchísima gente, sino conseguir que esa gente deje de amar a sus opresores y odiar a los oprimidos, para empezar a amar a los oprimidos y a odiar a sus opresores.

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