Vale, ya sabemos todos que le pasó al vinilo, llegaron unos señores de ojos rasgados y dijeron que el negro era muy grande y nos les cabría en los reproductores que estaban inventando. Así que negaron su existencia, nos vendieron los CDs como algo necesario para nuestra vida cotidiana y, como borregos fieles y temerosos de los perros, saltamos de formato cual aguja de tocadiscos.


Por: Antonio Bujedo aka Sr Longo | Fotografía de repositorio


Yo sufrí en mis carnes ese cambio. Aunque lo hice bastante más tarde y a duras penas, al final la conversión llegó de forma forzada. Ya era difícil encontrar en el mercado, aunque suene contradictorio, material nuevo en vinilo.

Los días que pasaba en las tiendas de discos buscando entre cajas, o pidiendo por correo ediciones que nunca llegarían a mi ciudad se iban distanciando en el tiempo pero, a pesar de todo, en mi “colección” podría acumular unos 1000 discos entre LPs, Singles, Maxi Singles y Eps.

He de decir que hoy en día no me queda ni una tercera parte de esa colección, pero esa es otra historia. “Lo que se hizo con el vinilo no era natural. Se intentó exterminarlo. Pero no tiene por qué ser así. La televisión no acabó con la radio, porque la radio tiene un encanto increíble. Y el vinilo también. Y hoy la radio goza de buena salud y a la “tele” se la está comiendo
Internet. Pues quizás pase lo mismo: que al final, el vinilo se quede como único formato físico”, aventuraba Jesús Álvarez, de la tienda Radio City.

El disco, en sus distintas fases materiales (cera, pizarra, acetato, etc…) hace cerca de 100 años que existe, y en realidad no hay un formato/soporte, hoy por hoy, que haya durado tanto a lo largo del tiempo. Mientras la industria mira al futuro, y concentra sus esfuerzos en estandarizar un formato: véase Cds, DvD, Blue Ray, o incluso el “pendrive”, al vinilo no le
importa.

Otros han intentado enterrarlo en el olvido… Con un panorama desolador desde la década de los 90, el vinilo y su giro hipnótico, de cara sin ocultarse como sus rivales (cintas y cds se esconden en su respectivos reproductores), mostrando su pasado en los surcos, arrugas llenas de belleza, ha mantenido el tipo. Tal vez porque al oír un vinilo te hace olvidar el resto del mundo, el darle la vuelta al terminar la primera cara, admirar las portadas (arte prêt-àporter en muchos casos), todo un
ritual que trata con respeto la musica, requiere su tiempo. O como diría Baxter: “no te puedes hacer un porro con un iPod”.

Al mismo tiempo, una comunidad »underground», lo ha mantenido con vida reforzando su presencia en el mundo profesional. Buscando un entorno menos agresivo que el del mercado en general, y más agradecido, el vinilo se quedó con aquellos que sentían la música, y la hacían con sus manos, saltando de fiesta en fiesta, de estudio en estudio, trasnochando,
reinventándose, convertido en un canalla-cierra-bares, de parranda…

“Dijing”, “scratching”, “mixin”, “looping” han sido las vitaminas y los minerales para mantener en forma un formato que esta volviendo a resurgir con fuerza.

“El futuro está aquí. Ésta es la única industria donde una vuelta atrás es posible”. Emilio Valdés, de la tienda Ziggy. Hoy en día es un hecho y las ventas en vinilo están superando las expectativas de muchos fabricantes del formato digital. Irónicamente las grandes productoras de soportes digitales y productoras de musica, que dejaron sin trabajo a los fabricantes de vinilo a finales de los 80, tienen que hacer cola para editar sus lanzamientos en el “nuevo” formato. Como decían los romanos al Cesar: Larga Vida al Vinilo !!!

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