El espíritu libre y la solidez técnica. La melodía efervescente sobre una partitura experta y meticulosa. Malaka Youth estrena disco en un directo lleno y caluroso que les consolida como banda –la más joven, quizás- capaz de reverdecer el reggae nacional. Y es que por algo son los actuales números uno del afamado Rototom Reggae Contest en su división española.


Crónica e imagen por Ary B.


Si bien su álbum anterior definía una apuesta sonora por el roots tradicional cálido y colorista, sin muchos sobresaltos, esta segunda entrega suma golpes explosivos y adhesivos estribillos a la mezcla.

Anoche, si llegas a arrojar un alfiler en La Trinchera, se pinchan cuatro. El público, joven como ellos e igual de bailongo, abarrota la sala cuando Antonio (bajo), Camilo (guitarra y coros), Carlos (teclados) y Edu (batería) entran al escenario mientras Nacho (voz principal) se hace esperar. Gritos desde abajo. El cantante, escondido en el pasillo del backstage, utiliza los últimos momentos para canturrear y capturar toda la energía posible antes de salir. Más gritos.

El setlist de la noche intercala los seis títulos de su Olas de Cambio (2012) entre las nuevas doce canciones. Te doy mi fuego medita sobre el mundo que podría ser con un exuberante fondo de armonías de percusión y cuerda. Ajenos a la simpe ejecución de imitación jamaicana, ambos álbumes conservan un sonido reggae acorde con sus orígenes.

Multicolor. En directo, la reflexión vital de la banda arranca con temas soñadores tan cargados de luz como el escenario [Nuevo mundo, Champion Sound]. Los estribillos siguen pegadizos como en el EP debut. Prueba de ello es que el público que recuerda Roots o Alude, ya ha memorizado Free, su primer single de este disco.


Su nuevo álbum medita sobre el mundo que podría ser, con un exuberante fondo de armonías de percusión y cuerda.


La voz cantante, sobrada de duende, salta, lanza patadas al aire [especialmente con Vuela Alto], y se luce en cambios cautivadores como el eléctrico ‘‘si lloras, si ríes, si quieres… pues miénteme’’ [Only you and me].

Al teclado, Carlos dibuja un ambiente íntimo cuando suena Fuimos Eternos, la letra firmada por Camilo sobre la fugacidad de las grandes emociones, una que me hace pensar en el tiempo, y en el tempo

Me explico: la calidad de la banda es evidente. Edu marca el ritmo con las baquetas y la coordinación de cada músico es precisa. Son capaces de incluir un trío de viento, Jammin Dose, sin perder un compás, en Rise Up y All I Want. Y lo que sorprende de ellos, en realidad, radica en la segunda parte de su nombre, ‘Youth’. Sólo Antonio supera los 30 años -y Nacho sólo cuenta 23-, pero ya parecen tener recursos para todo.

En la dualidad está la armonía. Su nuevo repertorio acoge mucho de perseverancia, fé & unity [Rise Up, Mentalidad Positiva], en línea con lo anterior [Sueños, Move On]. Sin embargo, no todo es candor e inocencia. También encontramos canciones que cuestionan y cuestionaban el establishment [Mad World, Niños] y, en el punto medio, el equilibrio.

Nuestro planeta, en absoluto perfecto, podría ser mejor. Pero es trabajo nuestro generar el puente hacia el otro lado. Y el reggae music es, en el caso de estos malagueños, fuerza impulsora y catalizador del cambio simultáneamente. Una declaración de guerra por la paz que se hace patente en el tema que eligen como cierre (en directo), Soldados de la música. ‘‘Y si la gente se alza en las calles / Con ellos siempre mi música estalla’’.

Son jóvenes, que no naíf. Y esto no es más que el principio. En este disco, Malaka Youth se reafirman en lo que ellos ya intuían que tenían que hacer: ser fieles a sí mismos.


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