El internacionalmente conocido medio de transporte neyorokino ha encontrado a una nueva némesis en la cruzada de Jilly Ballistic. La artista ha convertido el subway [metro] en su museo particular y los anuncios publicitarios en lienzos itinerantes.
Su iniciativa empezó en 2008, y lo hizo por motivos diferentes a los que la motivan ahora. Según cuenta para una entrevista con Societe Perrier, su carrera como escritora no despegaba y se le ocurrió escribir fragmentos de su trabajo en las paredes urbanas para conseguir nuevos lectores. Y las calles solo fueron el principio.
Pronto dio el salto al metro. Era su transporte diario y en él encontraba numerosas superficies donde trabajar. Se dedicó a introducir máscaras de gas en los anuncios y carteles informativos que encontraba (como en el ejemplo de la derecha). Para ella, »cada pieza es inspirada por la propia ciudad», y es que todas tienen sentido único y propio por su contenido y localización.
Uno de sus fuertes es la modificación de campañas publicitarias como vía reivindicativa. Con sus añadidos a las gráficas que encuentra consigue atrapar la atención de pasajeros y, como mínimo, provocar una reflexión sobre muchos de los mensajes comerciales que a menudo vemos en la vía urbana, ante los que reaccionamos con indiferencia la mayoría de las veces.
A nosotros la obra de Jilly Ballistic [y también su aka] nos parece alucinante, y seguiremos todo lo cerca que podamos cada nueva pieza de la artista.