En el cuartel general de Flow Freaks todavía colean las últimas consecuencias de la Feria de Málaga. Entre cantidades ingentes de peluches de todos los tamaños y fichas que nos sobraron de los coches de choque (porque la oferta de 20 viajes por 39 euros era irrechazable, además que las gangas hay que aprovecharlas y más en esta época) el equipo hace memoria de lo sucedido entre el 17 y 24 de agosto. Falta carrete en la película. Por muchos esfuerzos que hagamos nuestras vagas conexiones sinápticas solos nos traen débiles flashes de sucesos que quedarán en el anonimato. Lo que pasa en la Feria se queda en la Feria. Pero hay una cosa que no podremos olvidar: el show de Elphomega en la caseta Velvet del Real.

Los seguidores del señor Albarracín tuvimos una cita el pasado jueves, 22 de agosto, a las 23.00 en dicho enclave del Cortijo de Torres. Como viene siendo habitual en bolos de este calibre, tocó esperar. Los asiduos a conciertos ya estamos más que familiarizados con la “hora Cabana” instaurada por costumbre en los shows. Mientras llegaban los últimos remolones al encuentro, Elpho hizo de perfecto anfitrión, saludando a todo el que que se le acercara, con la correspondiente instantánea de recuerdo.

El precio de la entrada pudo provocar que muchos de los “aficionados” al buen rap rechazarán la convocatoria y prefirieran dejarse los cuartos en los cócteles que tanto proliferan en estas fiestas. En estas ocasiones es donde se tiene que hacer prevalecer la calidad sobre la cantidad.

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Sin más demora, el malacitano arrancó el concierto con Como un fan dejando claro desde el primer tema que su rap es bien diferente al “que hacen esos”. Con el propio Doc Diamond en el escenario guardándole las espaldas en los platos, sonó Traición perteneciente al disco Géminis del antes mencionado Sr. Narko. En los primeros compases de la velada el público parecía aun seguir convaleciente de su “paso” por la feria del Centro y con Sacrifico el maestro de ceremonias se empeñó en espolear a los presentes.  A la usual pregunta “¿hay alguien ahí?” el respetable comenzó a desperezarse para reflexionar con las letras de Acabamos juntos y Azul místico.

Sin pretender ser un líder pero convirtiéndose en el icono de la noche, Elpho iluminó la caseta con su clásico Sol de sábado, lluvia de domingo, evitando que anduviéramos perdidos en esa “ciudad” feriante rodeada de cláxones de atracciones, embriagados sin control e insípida música.

Sr. Narko se encargó de aclarar nuestras cabezas de tal cantidad de provechosos mensajes y exhibió un buen repertorio de sus mejores habilidades en los scratches. Tras Mi identidad, le tocó el turno a Sólo importa hoy de El tratamiento regio de Tote King. Como era de esperar, Sergio no contó con la participación del sevillano ni de Duddi Wallace. En realidad, toda la responsabilidad de la función recayó sobre la dupla Elphomega/Doc Diamond. Con ellos dos, nos sobraba pedigrí.

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El ecuador del concierto alternó la colaboración No matéis al mensajero de Raíces y Asfalto de Kiki Sound con tracks sacados de Testimonio Libra (Dream Warriors, Illpack 3D: Nada mejor y Gafas). Este último tema fue uno de los más coreados. ¿Serán las gafas lo que provoca lo opuesto al “efecto Clark Kent” en Elphomega? Es decir, para camuflarse entre los terrestres el hombre de acero solo se ponía unas simples lentes. Despojándose de ellas, enigmáticamente era fácilmente reconocible su verdadera identidad. Pero esto con Elphomega pasa al contrario. Al quitárselas para el estribillo de Gafas entre el público nacía una sensación rara. ¿Quién es ese? ¿Será su doble del que tanto hemos escuchado? Por suerte Sergio volvía a ponerse sus característicos anteojos para convertirse en “Superman”

Tras la paja mental provocada por unos cuantos digestivos, Rock Right Now nos invitó a acompañar al malagueño a un lugar que él solo conoce, con la única condición de estar receptivos, y los allí presentes habíamos comprado el billete para ello. Después, Elpho nos demostró que persigue ser Más que humano con este tema pocas veces antes escuchado en directo, ya que se lanzó el pasado julio como adelanto a su próximo disco, que saldrá  en 2014.

Ahora sí, fue el turno de la original e insólita historia de Elphomega y su doble. Doppelgänger hizo por fin que el público al unísono pegara un respingo y animará como es debido, aunque solo fuera deletreando el término alemán, tan complejo de pronunciar dependiendo del estado en el que nos encontremos. Siendo unos dobles espectrales andantes más llegamos a Sigo igual, rapeo sobre la canción Nightcall de Kavinsky de la BSO de Drive. Nuestro Ryan Gosling particular parecía que iba aponer el colofón con Stardust, pero aun guardaba un conejo en la chistera.

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Y pasó. Sí, si paso. Lo más seguro es que lo hayas escuchado de boca en boca o leído en las redes sociales, incluso en el mismo perfil virtual del protagonista. Elphomega lo hizo. Si no nos bastó con su innato estilo y pulimentado flow, el espectáculo en el Velvet Club también era circense. En menos de un pestañeo, incluso en menos de una leve desviación de la mirada para comprobar los atributos de la dama de al lado, Sergio Albarracín desapareció.

PUM! PLAS! BOOM! Todas las onomatopeyas existentes no hacen realidad a lo allí ocurrido. Eso no fue caer, sino volar con estilo. Se acerca más al truco que obsesionó a Hugh Jackman y Christian Bale en la película de Nolan. Sí, exactamente a eso: un simple humano que desaparece ante los rostros ojipláticos de un teatro abarrotado para volver a reaparecer en la otra punta de los palcos. Cambiemos el teatro por una caseta y lo de abarrotado por… Bueno, pero el final fue igual. Tras el estupor de los espectadores que creían que estaban delante del mismísimo David Copperfield, Elphomega volvió de los abismos para mostrarnos su exclusivo truco final: Polaroids 1984.

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Si tuviéramos la suerte de “ser Marty McFly” una de las muchas fechas que pulsaríamos en el DeLorean seguro que sería el 22/08/2013 a las 00.00 horas, para así volver a disfrutar de concierto, además de avisar a Elpho que tenga cuidado con los peligros de ser más grande que el escenario.

Los que decidimos arriesgarnos a invertir un billete rosa en la velada salimos más que recompensados. Más de una hora y media de un estilo difícilmente localizable en otro rapper; 18 temas escogidos y repartidos en el setlist astutamente; y encima trucos de magia. ¿Se puede pedir más en una Feria poca dada al rap? El sabor de boca que deja siempre un concierto de Elphomega es mejor que el de cualquier botellón. Guste o no te guste el hip-hop. Y es que, pese a quién le pese, Sergio cae bien.

Crónica por Pedro Luque.

Fotos por Ary B.

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