Vale que el rap no es el género musical mainstream ni suena en el Top 10 de la mayoría de emisoras de radio. Pero dentro del underground también podríamos clasificar a los artistas y grupos siguiendo un patrón aplicable a otras escenas, como la del rock o el pop: tenemos a los nombres de moda, a los newcomers en puestos de ascenso y, por supuesto, a los clásicos indiscutibles. Juaninacka pertenece al tercer grupo.

Clásico porque lleva haciendo música desde los 90, porque tiene clase y porque son muchos los que le consideran vieja escuela. Este año ha visto la luz su último trabajo junto a Dj Randy, en el que el grupo retoma la forma de Billy el Niño & Don Dinero (surgida en el año 2000 con Otra historia de Coria), que tanto tiempo llevaba en stand by.


En el disco, Billy el Niño y Don Dinero caminan sobre áridos terrenos de reflexión.


El regreso del concepto western viene con un álbum homónimo que presentaron el pasado sábado 22 de marzo en la Sala Cloaka de Málaga.

El cordobés Ciclo se encargó poner música al principio de la noche. Aunque es un 2×1 Mc y beatmaker, esta vez no rapeó y su directo fue tras la mesa. Desde su MPC: efectos, samplers, instrumentos y platillos volantes salían disparados. El resultado de la beat session fue el de un primer plato exótico, algo orgánico y espacial. ¿Quería hipnotizarnos el de Cheerdealer Beats?

El segundo telonero era de Málaga: Chico, y traía a su propio público agitador, además de Dj, corista, guitarra y bajo. Completito, el grupo interpretó cortes de su Verdades como puños (2013) como Amistad, Inspiración, o Sigo siendo yo. En general, buen rollo combinado con toques de flamenco.

Pero vamos a lo que vamos, porque Dj Randy entró con ganas de sujetar los mandos. Soltó una mezcla experta de ritmos yankis. Irresistibles, Jump (Kriss Kross), Insane in the brain (Cypress Hill) y Candy Shop (50 Cent) funcionan con el mismo mecanismo de las cintas para correr: si el suelo se mueve, tú también. En nada se le une Juani y se relajan los beats por minuto.

En el disco, Billy el Niño y Don Dinero caminan sobre áridos terrenos de reflexión. Nos hablan de cotidianeidad y narran vivencias de desarraigo, rutina y frustración. Tan sincero como siempre, Juaninacka repasa el tracklist de lo nuevo en orden, intercalando bromas y canciones más antiguas que ya son himnos del rap de la capital andaluza.


Sincero como siempre, Juaninacka repasa el tracklist de lo nuevo en orden, intercalando bromas y canciones más antiguas que ya son himnos del rap de la capital andaluza.


Cuando suenan estribillos del orden de ‘‘El sol sale cada día, es un consuelo…’’; ‘‘Hellboyz’’, volvemos a recordar que no los habíamos olvidado y alguna parte de nuestro cerebro se siente orgullosa. Pero vamos a por las novedades.

Calle, mercancía y prostitución política son los cimientos de temas como Déjalo estar, Lobos o La gente como yo. Sin embargo, el que resulta realmente duro es Qué importa, una bofetada de realidad al estilo de El día de la marmota que ocupa la posición número cuatro del álbum.

Lo bueno y lo malo de Juani es que es un tío muy honesto y con una capacidad única para retratar lo que le rodea. ¿Qué pasa? Que en la sociedad en la que vivimos hay demasiados motivos para cortarnos las venas, y eso no mola. Pero como os decía, esa franqueza innata suya de vez en cuando habla de cosas bonitas. Y si él encuentra algo que merezca la pena en el mundo, es que está ahí de verdad.

Por ejemplo, la música como impulso vital. Algo positivo y universal, que llena temas como Siempre, Dope Music o Mi Bloc, que también reivindican para el rap el lugar que se merece en la escena musical.

Del directo no se escapa el break de Dj Randy para 4 fragmentos clásicos del rap español. Lo hemos visto varias veces en sus conciertos y alguno de los temas se repite. Esta vez son Vivir para contarlo (VDV), Aquí te pillo aquí temazo (Cookin Bananas), Chúpala (Dogma Crew & Kase.O) y Ya no te acuerda (Triple XXX).

La última sorpresa es la aparición de Juanma, quien también fue miembro de La Alta Escuela y colabora en el disco protagonista de la noche. Complicidad sobre el escenario antes de despedirnos.

Una seña de identidad de los ‘clásicos’, por retomar la clasificación de la que hablábamos al principio, es que tienen seguidores con características claras: fieles, entregados y con motivos para creer. De ahí, quizás, que Capaz y Rayka anduviesen entre el público, ¿no?

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