Por: Srta. Red  //


2013 ha sido un año intenso que nos ha dejado con muchas preguntas en el aire. ¿El streaming ganará la batalla a las descargas? ¿quién es el cobarde que aún no se atreve con un crowdfunding? ¿los vinilos van a quedarse o son una moda entre los modernos?

Este nuevo año se presenta con muchas expectativas y oportunidades para la música en todos sus formatos y para todos aquellos que participan en el proceso. Como en toda buena historia, también habrá riesgos y continuarán los debates que regulan su creación y distribución.

En 2014 vamos a ver que:

1. Hay nuevas formas de ‘hacerlo’

En el mes de Diciembre Beyoncé sorprendía a sus fans a nivel global publicando su disco sin previo aviso en iTunes. Una inteligente respuesta a las filtraciones que arruinan maniobras de Marketing completas en las que los artistas y sellos gastan muchísimo dinero. Este tipo de acciones tan inesperadas, se traduce en millones de visitas, escuchas y notoriedad. Por no hablar de que aseguran amor eterno por parte de los fans, que reciben de forma directa y sin esperas la música de su artista.

El hambre siempre fue la madre de la inventiva: hay música, hay herramientas para hacerla llegar, hay gente dispuesta a escuchar. La pregunta es, ¿cómo ordenar los factores para marcar la diferencia? Esto no ha hecho más que empezar…

 

2. El crowdfunding llega a los conciertos

Hace un par de años esta palabreja nos sonaba a chino. Ahora pronunciamos crowd-fun-ding sin pestañear, explicamos su funcionamiento y como fans participamos de ella. La música democrática es una ayuda demostrada y excepcional, sobre todo para pequeños grupos que tienen escasas vías de financiación, por no decir ninguna. Sin embargo, ha llegado la hora de pasar a la siguiente pantalla: co-financiar conciertos. En la actualidad ya hay plataformas digitales como Bandtastic que ya permiten esto y por supuesto ya se celebran conciertos en todo el mundo gracias a esta nueva concepción. Ventajas, muchas. Inversión asegurada para los promotores, recintos llenos para los artistas y por supuesto, fans satisfechos por poder ver a sus artistas favoritos en su ciudad o incluso pueblo.

 

3. El debate digital de la música en streaming continuará sin resolverse

Vivir de la música es asunto difícil. Y a este respecto, está claro que las normas no son las mismas para artistas que pertenecen a grandes sellos que para aquellos que se autoproducen (sean cuales sean sus motivos).

En el primer caso, el de los artistas que forman parte de compañías discográficas, son estas las que gestionan los derechos con gigantes digitales como Spotify, teniendo la ventaja competitiva de sacar beneficios no sólo de ese artista, sino del catálogo de artistas que acogen.

El caso de los artistas independientes es otro cantar. Aunque reciben dinero directamente de la plataforma digital, el beneficio es relativamente escaso y desde luego no es suficiente para ‘subsistir’. Si esto es así, tira por tierra la afirmación de que plataformas como Spotify ‘son el futuro de la música’. Es decir, esto no es una forma de subsistir para un músico, sino una manera de llegar a más gente, a medida que estas plataformas crecen en usuarios de pago. ¡La desigualdad está servida! El debate también.

 

La música democrática es una ayuda demostrada y excepcional, sobre todo para pequeños grupos que tienen escasas vías de financiación, por no decir ninguna. Sin embargo, ha llegado la hora de pasar a la siguiente pantalla: co-financiar conciertos

 

4. El marketing social será quién determine la relevancia del artista

Llegar a ‘todo el mundo’ ya no es necesario y además es un despilfarro en dinero. Los artistas se dirigen cada vez más, y así seguirá siendo este año, a su segmento de fans y potenciales fans.

Aquellos amantes del género que probablemente estén predispuestos a escuchar su música, aquellos que se moverán para ir a los conciertos y comprarán y escucharán las canciones. Por ello utilizarán herramientas de comunicación más sociales que tradicionales, por su coste y su eficacia principalmente. El pasaporte para ser incluidos en festivales y aceptados en salas de todo el país se medirá en fans de Facebook, followers en Twitter y visitas a la página web, entro otros.

 

5. Muchos de los grandes pasarán de su sello y se pasarán al DIY

Las herramientas digitales también empiezan a pesar en la balanza para los grandes artistas que llevan mucho tiempo sometidos a la dictadura de grandes sellos. Tal es el caso de Metallica, que gracias a la liberación de los derechos de sus propias canciones, decidieron hace poco empezar a hacérselo todo por su cuenta.

Otro gran ejemplo en el mundo del hip hop, es el del Chico de Fuego, Swan Fyahbwoy, que siempre ha mantenido una actitud ‘independiente’ a la hora de trabajar, algo que ha repercutido positivamente en su relevancia e imagen como artistas comprometido con su música y su público, más allá del dinero.

 

6. Molan los conciertos desde el sofá

Gracias a los indicadores sociales que antes mencionaba, ahora es mucho más fácil medir la relevancia de un artista. Este 2014 nos dará la oportunidad de ver muchos festivales y conciertos desde el salón de casa, como una vía extra de comunicación por parte de los artistas y por otro lado, de ocio para los fans que no pueden permitirse económicamente estar siempre donde esté su artista. Una nueva conexión que hará que la música llegue más lejos y a más oídos (y ojos). Sirva como buen ejemplo Living Indie.

 

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